lunes, 30 de agosto de 2010

Pequeña historia del fluir de mis dedos (o relato del recuerdo de un sueño)

Se va Agosto, se aferra al último día que le queda. Se mantiene frío, aunque deja acariciarse por un Sol que empuja fuerte por nacer cada día.
Se va en sus calles de cemento helado, donde duermen tantas gentes. Parte caminando despacito hacía el norte, donde pasará disimulando su frío con otro nombre.
Se va porque no es bien recibido, solo le quieren las bufandas y las tardes de siesta (para aquellos privilegiados que puedan disfrutarlas). Ya no quiere ser víctima de pronósticos, ni tampoco una etiqueta sobre cada día que nace.
Se va silbando bajito, ya nadie lo va a extrañar.
Aunque se detiene y piensa, antes de partir.
No sabe si decirlo o no, si se lo lleva consigo o se lo grita al mundo.
No confía mucho en las personas que vió durante su paso; muchas de ellas le han dado mala espina. Sin embargo, hay tantas cosas buenas en este lugar!, piensa, mientras se acerca al umbral. Antes de cruzarlo, justo antes, le cuenta un secreto al viento, su gran amigo. Ese viento que mucho sabe de susurros, pero poco de callar.
Y el soplón, que golpea cada día en mi ventana, me lo confiesa.
Me dice que Agosto fué testigo de muchos amaneceres, muchas noches frías y demás cosas rutinarias.
Pero que también había visto algo mágico: había visto el AMOR que surgía de nuestros cuerpos, de nuestros corazones, de nuestras miradas.
Dice el viento que Agosto lloró (si es que eso es posible), porque iba a extrañarnos.
Le contesto entonces, que si vuelve a verlo le diga que lo esperamos el próximo año, y todos los años restantes de nuestras vidas.
Y el viento, que sabe de de todo un poco, pone la firma y apuesta. Porque también sabe de procesos y de eternidad.

martes, 17 de agosto de 2010

en cada una de tus cosas

Todos los días, todos los segundos, infinitamente,
la alegría de vivir, el sentido que da la vida vivir contigo,
En el cielo , en el suelo, en cada una de tus cosas
Hoy quiero agradecerte por la vida cotidiana. Esa que se nos pasa al ritmo del reloj, esa a la que no le damos demasiada bola a no ser que pase algo trascendente.
Quiero agradecerte por la vida mecánica o rutinaria. También por la aventura y espontaneidad.
Por cada mensaje, cada palabra, cada mirada. Por cada pelea, cada discusión, cada enojo. Por cada reconciliación, por los millones de abrazos, por sentirte cerca.
Por las cosquillas, los idiomas, los códigos internos. Por todas esas veces que nos entendemos sin hablarnos, o que nos hablamos sin entendernos.
Quiero, por sobre todas las cosas, agraderte por tu paciencia y por tu dedicación, por soportar, aguantar y sostener a esta chica inquieta, frágil, que se cree que todo lo puede; pero que te necesita como a nada en el mundo, porque son tus palabras las que le dan la vida.

miércoles, 11 de agosto de 2010



Parecida a la tarde de ayer, lastima que no hubo fotos y no me moje, Extraño tanto pasear con vos en este invierno crudo.
Te amo tuti y bue no sera lo mejor, pero hize un rejunte de fotos de momentos hermosos en nuestra relacion.


este es el origen del cuquitoo!, una hermosa tarde en Mar de Cobo, en nuestras escapadas veraniegas que tanto extraño, podemos volver no?
Te amo Agus.


Esa mano que quedara para siempre no? cuando nos mudemos juntos nos llevamos esa puerta, tantos momentos vividos en un solo lugar.


Aquellas tardes de verano tan parecidas a la de ayer, donde tu presencia opacaba el brillo del sol.



Solo en tus brazos soy.

lunes, 9 de agosto de 2010

nada como ir juntos a la par